sábado, 19 de julio de 2008

Para un amigo del Alma...

Encontrarte fue un lujo

que me fue concedido,

por una suerte impensada,

por privilegio divino.

Poder conversarlo todo

con transparencia y con calma

sin temer monotonía

ni tristes palabras vanas.

Atreverse a compartir sueños

aunque no sean compartidos,

imaginando el tiempo,

de los pasados vividos,

aventuras que fueron

o que jamás exisitieron.

Descubrirme en tu mirada

en la complicidad y en la risa,

y sin esperar nada

poder encontrarlo todo

en el secreto milagro

de un instante sagrado.

E intuir el silencio,

y respetar la distancia,

la angustia, los temores,

la desesperación y su trama.

No esconder lo que pienso,

no necesitar máscaras,

celebrar las disidencias...

reconocer a un amigo del alma

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